domingo, 16 de septiembre de 2007

La decadencia de los Premios Príncipe de Asturias

Los Premios Príncipe de Asturias aparentemente constituyen uno de los galardones de más prestigio en España, y su repercusión internacional es innegable al ser muchos de los premiados mundialmente conocidos. El problema es que se ha desnaturalizado su finalidad, precisamente porque en muchos casos prima sobre los jurados la popularidad de los premiados sobre sus méritos reales, por afán puramente propagandístico de quienes mueven los hilos de la Fundación Príncipe de Asturias, “seleccionando” a los finalistas más “adecuados”.

En 2003 se concedió el Premio a la Concordia a J.K. Rowling, autora de Harry Potter; fue finalista un joven malagueño con síndrome de down que consiguió finalizar la carrera de magisterio; no había color en la elección, pero la necesidad de la propaganda se impuso sobre los méritos.

Pero en donde se hace más escandalosa la elección es en el Premio Príncipe de Asturias a los Deportes: en 2005 se concedió a Fernando Alonso, cuyo único mérito deportivo era aspirar a ser campeón del mundo, cuando todavía no lo era; fue un evidente error, y dos años después se pretende enmendar la equivocación concediendo en el día de ayer el Premio a los Deportes a Schumacher. Ambos son millonarios y sus ingresos mensuales fácilmente superan todos los ingresos que de por vida pueda tener una familia de clase media-alta asturiana. Su único mérito, conducir un coche a gran velocidad.

Lo mismo podemos decir del premio a la seleccion española de baloncesto, cuando selecciones de otros países han ganado en multiples ocasiones, se deja el premio "en casa", o más bien se hace reverencia a los "amos" de Madrid, dando el premio a la seleccion nacional por una única pauperrima victoria, primandola sobre decenas de equipos deportivos con un historial de hitos a sus espaldas que sencillamente no tienen ni punto de comparación con el golpe de suerte de la seleccion española.

Mientras tanto, muchos ciudadanos del mundo sacrifican sus vidas en prácticas deportivas; algunos no son ni profesionales, ni son mundialmente populares, ni se han hecho millonarios, pero es muy posible que tengan más méritos; pero no importa, no venden, ni llenan primeras páginas…

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